ADYEL QUINTERO

Empodérate sin humillar a los demás: el poder que tienes y el poder que representas:

Un líder se define no sólo por cómo ejerce, sino también por cómo representa su status o su relación con el poder. Keith Johnstone, célebre director y maestro del teatro inglés contemporáneo, define el status como la posición que la persona ocupa en el orden jerárquico, a partir de su hacer frente a los demás. En ese sentido, plantea que existen:

• Los jugadores compulsivos de status alto: Aquellos cuya presencia nos dice: “No se me acerquen, muerdo”. Generalmente realizan gestos muy amplios y ocupan mucho espacio a su alrededor. Se proyectan retadores, agresivos, tensos.
• Los jugadores compulsivos de status bajo: Su actitud es la de: “No me muerdan, no valgo la pena”. Sus gestos son cortos, el cuerpo es cerrado, ocupan la menor cantidad de espacio posible a su alrededor. Se proyectan como víctimas, perdedores, con miedo, rictus de sufrimiento.
• Los que hacen transferencias de status de manera estratégica: Ajustan su status constantemente, una fracción arriba o una fracción abajo, de acuerdo con las circunstancias. Saben en cada momento qué status desempeñar para lograr sus propósitos comunicativos. Se proyectan abiertos, flexibles, con una escucha activa, y una acertada percepción de las señales que se emiten en torno a ellos.

Para cualquier Líder, tener claro qué tipo de juego establece y cómo lo representa a través de su cuerpo y de su voz, deviene esencial en el logro de sus objetivos. Si quiere conducir “la manada” hacia la meta propuesta, deberá establecer una relación dinámica, flexible y consciente tanto con su poder personal (el que ejerce sobre sí mismo), como con su poder social (el que tiene sobre los demás).

Así suenan y así se ven los grandes líderes:

Para ser líder, además de tener una gran historia y unas habilidades gerenciales, hay que contar además, con un cuerpo y una voz entrenados. En ese sentido, el aporte de las artes escénicas ha sido de gran relevancia. Gracias al teatro hemos podido comprender cómo se construye la vida en escena, mediante un manejo adecuado de las herramientas corporales (manos, rostro, mirada, postura, desplazamientos, colocación de los pies), y vocales (tono, entonación, volumen y proyección, dicción, tempo-ritmo, énfasis, acento). El dominio de dichas herramientas, le permitirá al Líder construir una imagen impactante ante sus públicos de interés, y le ayudará a desarrollar un mayor carisma y una gran empatía.

CONFERENCIAS DIRIGIDAS A PÚBLICO GENERAL

Conviértete en guionista y personaje protagónico de la historia de tu vida:

La manera como una persona cuenta su historia de vida (es una historia de amor, de sufrimiento, de felicidad, de conflictos permanentes), y el personaje que asumen para contarla (un héroe, un villano, una víctima, el culpable, un romántico empedernido), definen no sólo la realidad del individuo, sino que incluso tienen un impacto sobre su salud, como ha probado la ciencia en estudios recientes sobre identidad narrativa. Si aprendemos a ver nuestra vida como un gran cuento, del cual somos los propios escritores y protagonistas, si nos volvemos responsables por lo que nos contamos a nosotros y a los demás sobre cada evento que hemos vivido, si no le entregamos el lápiz a otro para que lo haga; es seguro que conseguiremos ser parte de una excelente historia, con el final feliz que hemos añorado.

La vida es como la cuentas:

Desde que venimos al mundo, estamos escuchando historias. Cuando vamos creciendo, estas se incorporan a nuestras vidas por medio de diversas fuentes: los padres, los abuelos, los amigos, los profesores, la prensa, le televisión, los libros, el cine, los chismes callejeros, los rumores, la religión. Vivimos rodeados de cuentos, y el impacto de los mismos en nuestras vidas es altísimo, a tal punto que son estos las responsables de mucho de lo que somos hoy en día. Cuando entendemos que hay diversas formas de narrar y ver una historia, nos hacemos conscientes acerca de la relación que entablamos con las narrativas que recibimos, y eso nos vuelve escritores activos de la realidad que habitamos. Dicho en otras palabras: no dejamos que las historias nos atrapen, sino que somos nosotros los que atrapamos y moldeamos las historias. De esta manera, nos transformamos en Líderes de nuestras vidas.