¿Soy optimista? Pues sí. Soy muy optimista. Por cinco razones. Primera, la pandemia ha acelerado la introducción de tecnologías digitales relacionadas con la cuarta revolución industria. Eso nos hará más productivos.

Segunda, la pandemia ha puesto de manifiesto el superlativo poder del “cerebro global”: millones de pensadores inter-conectados y cooperando para encontrar la solución a un gran problema hemos encontrando las soluciones (tratamientos y vacunas) a una sorprendente velocidad. Ese “cerebro global” va a quedar para siempre.

Tercera, después de años hablando de las bondades de la colaboración público-privada (PPP), el desarrollo de las vacunas nos ha demostrado cómo se deben llevar a la práctica y cómo, si se hacen bien, son un poderoso instrumento de acción global.

Cuarta, se ha acelerado el proceso de desacoplamiento o desglobalización donde unas economías quedarán en la órbita china y otras en la estadounidense. Va a haber, pues, un proceso de repatriación hacia occidente de muchas industrias que hasta ahora estaban en Asia. Eso representará una gran oportunidad para los países occidentales (¿América Latina?) que están geográficamente cercanas a los EEUU y que la sepan aprovechar.

Quinta, los humanos somos seres sociales. Está gravado en nuestro ADN. Después de largos confinamientos, todos queremos retomar el contacto y volver a viajar, comer en restaurantes, ir a parques temáticos o rumbear. Cuando se acabe la pandemia, pues, los sectores económicos que más han sufrido (el turismo y los sectores que viven del contacto humano), van a salir disparados y la economía se va a recuperar a gran velocidad.

En 1918, el mundo sufrió la Gripe Española, una pandemia que fue mucho peor que la del Covid19. Es imposible visualizar el pesimismo con el que nuestros abuelos veían su futuro cuando estaban inmersos en esa tragedia. Sin embargo, a la vuelta de la esquina estaban los felices años veinte: una década gloriosa que puso  las semillas de la modernidad, con la aparición del automóvil, el teléfono, la radio, la aviación comercial o los derechos políticos de las mujeres.

Hoy tenemos cinco razones de peso para pensar que la década que tenemos por delante puede ser, otra vez, la de los felices años veinte!

Xavier Sala i Martín

Profesor de Economía de la Universidad de Columbia; autor del Índice de Competitividad Global

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