El aislamiento, es al final una privación de libertad, que de manera temporal modifico nuestros momentos de consumo y esto cambio nuestra forma de comprar y no al revés. Lo que implica, que toda la “estirada” que hicimos los hogares, mostrando una enorme elasticidad cambiando el consumo y el gasto, tan pronto sea liberado, volverá a su punto de origen o a algo muy cercano.

Es común que pensemos que estamos ante grandes cambios, sin embargo estamos ante grandes aceleraciones, porque ahora pedimos más por domicilio, compramos más por internet, estamos más en la casas, pero realmente no hemos comenzado a hacer cosa que nunca hundiéramos hecho. Así, este cambio temporal, es una situación que le deja muchas enseñanzas, que pueden generar reflexiones muy profundas sobre el consumo y el gasto de las personas, pero sobre todo de su cotidianidad y estilo de vida.

Por esto, no hay grandes cambios, sino profundas aceleraciones, que en cada categoría de consumo son diferentes y deben ser aprovechados por la industria de manera estratégica para ayudar al consumidor.